Hasta siempre, Doris Gibson
Los restos de la histórica fundadora de "Caretas" fueron sepultados ayer en el cementerio Parque del Recuerdo, en Lurín. Allí estuvieron sus amigos y familiares. La tristeza fue unánime
Por Alberto Villar Campos
Frente al portón de "Caretas" hay arreglos florales, silencio y melancolía. Una extraña melancolía, de esas que lo inundan todo de una forma indescriptible. Allí están los amigos, la familia, pero sobre todo están los recuerdos, que fluyen sin parar en medio de las lágrimas y las sonrisas. Doris Gibson Parra, la fundadora del semanario más célebre y combativo del país, se ha ido a los 98 años y, en la Plaza de Armas, la gente espera su última visita como quien aguarda por una dolorosa despedida.
Detrás del carro fúnebre está Enrique, su hijo; sus nietos Marco y Drusila y algunos de sus bisnietos, que llevan flores blancas en sus pequeñas manos. Algunos ministros y el presidente Alan García Pérez están también allí. Para todos será una tarde que jamás podrán olvidar.
"Ella puede ser calificada como la mujer del siglo --dice Augusto Elmore, columnista de "Caretas", frente al féretro de su amiga--. Además de hermosa, tenía mucho carácter y defendió siempre su revista. Es un volcán que ahora se ha extinguido".
El fotógrafo Carlos 'Chino' Domínguez no duda en evocar también el temperamento de Doris Gibson, que --asegura-- "no existe en algún personaje del periodismo actual". Tal vez esa es la mejor forma de resumir a una mujer que hizo frente a dos dictaduras con esa inconfundible personalidad y su profunda convicción por la libertad de expresión que es hoy, seguramente, el mejor legado que ha podido dejarle al periodismo peruano.
Frente a su abuela, Marco Zileri, el actual director del semanario, se descubre como el heredero de su obra: "Doris tuvo una cercanía y, a la vez, una distancia muy marcada con el poder. Porque su vida, en verdad, fue la calle, la esquina del movimiento".
Luego el turno es para Alan García. "Con el alejamiento de Doris Gibson parece cerrarse un capítulo y una hermosa y gran leyenda de nuestro país. Hay que agradecerle por haber inspirado a este hijo suyo que es 'Caretas' por el camino de la libertad, de la independencia crítica y, sobre todo, del combate a las dictaduras y de la abominación a la tiranía. Quienes hemos ejercido el poder y lo ejercemos podemos dar cuenta del dardo irónico permanente de su revista, pero siempre estaremos a su lado porque sabemos que fue una adversaria leal y, al mismo tiempo, defensora de la libertad".
Tras las palabras, las palmas y los agradecimientos, y en medio de yaravíes que evocaban su espíritu arequipeño (pese a que nació en Lima), el cuerpo de Doris Gibson empezó un lento recorrido alrededor de la Plaza de Armas. A las 2:30 de la tarde, el dolor fue unánime. Todos habíamos empezado a extrañarla.
Los restos de la histórica fundadora de "Caretas" fueron sepultados ayer en el cementerio Parque del Recuerdo, en Lurín. Allí estuvieron sus amigos y familiares. La tristeza fue unánime
Por Alberto Villar Campos
Frente al portón de "Caretas" hay arreglos florales, silencio y melancolía. Una extraña melancolía, de esas que lo inundan todo de una forma indescriptible. Allí están los amigos, la familia, pero sobre todo están los recuerdos, que fluyen sin parar en medio de las lágrimas y las sonrisas. Doris Gibson Parra, la fundadora del semanario más célebre y combativo del país, se ha ido a los 98 años y, en la Plaza de Armas, la gente espera su última visita como quien aguarda por una dolorosa despedida.
Detrás del carro fúnebre está Enrique, su hijo; sus nietos Marco y Drusila y algunos de sus bisnietos, que llevan flores blancas en sus pequeñas manos. Algunos ministros y el presidente Alan García Pérez están también allí. Para todos será una tarde que jamás podrán olvidar.
"Ella puede ser calificada como la mujer del siglo --dice Augusto Elmore, columnista de "Caretas", frente al féretro de su amiga--. Además de hermosa, tenía mucho carácter y defendió siempre su revista. Es un volcán que ahora se ha extinguido".
El fotógrafo Carlos 'Chino' Domínguez no duda en evocar también el temperamento de Doris Gibson, que --asegura-- "no existe en algún personaje del periodismo actual". Tal vez esa es la mejor forma de resumir a una mujer que hizo frente a dos dictaduras con esa inconfundible personalidad y su profunda convicción por la libertad de expresión que es hoy, seguramente, el mejor legado que ha podido dejarle al periodismo peruano.
Frente a su abuela, Marco Zileri, el actual director del semanario, se descubre como el heredero de su obra: "Doris tuvo una cercanía y, a la vez, una distancia muy marcada con el poder. Porque su vida, en verdad, fue la calle, la esquina del movimiento".
Luego el turno es para Alan García. "Con el alejamiento de Doris Gibson parece cerrarse un capítulo y una hermosa y gran leyenda de nuestro país. Hay que agradecerle por haber inspirado a este hijo suyo que es 'Caretas' por el camino de la libertad, de la independencia crítica y, sobre todo, del combate a las dictaduras y de la abominación a la tiranía. Quienes hemos ejercido el poder y lo ejercemos podemos dar cuenta del dardo irónico permanente de su revista, pero siempre estaremos a su lado porque sabemos que fue una adversaria leal y, al mismo tiempo, defensora de la libertad".
Tras las palabras, las palmas y los agradecimientos, y en medio de yaravíes que evocaban su espíritu arequipeño (pese a que nació en Lima), el cuerpo de Doris Gibson empezó un lento recorrido alrededor de la Plaza de Armas. A las 2:30 de la tarde, el dolor fue unánime. Todos habíamos empezado a extrañarla.
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